De hecho, el surrealista André Breton escribió de Alicia que la “adaptación a lo absurdo vuelve a admitir a los adultos en el misterioso reino habitado por los niños”
Acomodada en la orilla del rio Isis, Alicia, de siete años, espía un conejo blanco consultando ansioso su reloj y decide seguirle al subsuelo.
Durante el seguimiento de ansioso conejo, se mete en una serie de apuros extraños.
Cuando bebe pociones y come hongos, ella reduce su tamaño y puede viajar hasta escondrijos que ella encuentra en unos lugares extraños.
Se encuentra personajes de los cuales alimenta su fantasía: el ratón, que chapotea en el charco de las lágrimas, cuyo relato se representa tipográficamente en forma de sinuosa cola; la oruga que fuma constantemente, la misteriosa sonrisa de un gato de Cashire; el sombrerero loco y la liebre de marzo, que beben té y meten al lirón en una tetera: la despiadada reina de corazones, que juega criquet con los flamencos a modo de mazo y la lastimera falsa tortuga que le enseña el baile de las langostas.
Siempre en su papel de remilgada ingenua. Alicia intenta enfrentarse a la locura por la lógica, en una historia que critica con amabilidad el poco poco puritanismo de la educación burguesa victoriana.
Prólogo de Javier Fransoni , una historia escrita en Inglaterra poco entendible para los niños con ilustraciones fantásticas de JohnTaniel pero cuando uno comienza a profundizarse en la historia, esta está llena de metáforas y surrealismo fascinante que deja al lector entender su propia forma de interpretar y poder explicar a los niños las metáforas del cuento, en lo particular cada que la vuelvo a leer me da la sensación de encontrar siempre algo nuevo.
|